sábado, enero 28, 2006

El regreso (Andrés Calamaro) -2005-

Cualquiera que conozca la carrera musical de Andrés Calamaro y viera la publicación de un disco en directo como antesala de una mini gira de tres conciertos por España, pudo llegar a pensar: “Andrés Calamaro anda justo de dinero y necesita aumentar sus ingresos urgentemente”. Por el contrario seguro que hubo quien pensó: “Andrés Calamaro, tras tanto tiempo en el retiro, tiene la intención de volver a retomar la vida de músico en activo, no sin antes tantear un poco el terreno y ver la respuesta de sus seguidores a su retorno”. Yo me incliné más por la segunda opción, y después de comprobar, tanto en el disco que nos ocupa como en el Palau Sant Jordi de Barcelona, el magnífico estado de forma musical en el que se encuentra el argentino, todavía estoy más convencido de ello.

“El regreso”, registrado en el Hotel Luna Park de Buenos Aires, evidentemente no es un disco en directo grabado para salir del paso en sus compromisos con la casa discográfica como hacen tantos otros artistas. Tras publicar “El salmón”, un quíntuple LP con ciento seis canciones, y “El cantante”, un disco de versiones de temas clásicos de la música latinoamericana; está claro que Andrés Calamaro no tiene que dar cuentas a nadie de lo que hace o deja de hacer, sencillamente hace lo que le viene en gana. Éste es un directo con una altísima calidad en la grabación, en la post-producción y en la interpretación de las canciones, lo cual aún hace convencernos más a los “bien pensados” de que realmente se trata de un disco sincero y espontáneo, y no obligado o hecho por encargo.

Exceptuando la grabación de alguna que otra cosa con Los abuelos de la nada y algunos temas aislados con Los Rodríguez, este es el primer álbum en directo que graba Andrés Calamaro en toda su dilatada carrera. El que escribe no es que sea un enamorado de los discos en directo si no van acompañados de sus correspondientes imágenes en DVD, pero esta puede que sea una de esas excepciones que confirman la regla. Son diversos los motivos. En primer lugar, este disco tiene el atractivo de ser una prueba empírica, sin trampa ni cartón, del estado de forma actual de Andrés Calamaro después de 6 años de baja voluntaria de los escenarios. En segundo lugar, “El regreso” hace las funciones de “souvenir” para todos aquellos que pudimos disfrutar de alguno de sus últimos concierto, debido a la gran similitud que hubo entre los repertorios de la gira española y el registrado en el LP. Por último, y puede que sea el motivo más importante, los temas no son calcos de las correspondientes versiones originales de estudio sino que prácticamente todos tienen un aire diferente, algo de novedoso. No en vano, en esta ocasión es la banda “Bersuit” quien acompaña a Andrés y no sus eternos compañeros de viaje Candy Caramelo, Gringui Herrera, Gille Martín, Niño Bruno y Ciro Fogliatta.

Por lo que respecta al contenido, "El regreso" es básicamente un recopilatorio de grandes éxitos grabados en vivo con alguna que otra rareza. Están prácticamente todas las que tienen que estar: “Flaca”, “Loco”, “Paloma”, “Media Verónica”, “Los aviones”, “El salmón”, “Te quiero igual”, “Estadio Azteca”, etc., alguna de ellas nunca antes llevada al directo. Además, dentro las 21 canciones que contiene el disco también se incluyen algunas versiones como el tango de Carlos Gardel “Por una cabeza”, con Juanjo Domínguez en la guitarra clásica; el blues “Desconfío” del recientemente fallecido Papo, con Juanse de Ratones Paranoicos a la guitarra eléctrica; el tema de su hermano Javier Calamaro “No me nombres”, interpretado a dúo con el propio Javier; y el ya clásico de Los Rodríguez “Para no olvidar”. En cuanto a la banda “Bersuit”, únicamente decir que demuestran una gran profesionalidad y un alto grado de compenetración con Andrés, y que a pesar de ser la primera vez que le acompañan en una gira, en ningún momento se echa de menos a sus habituales músicos de directo. Está claro que Andrés sabe elegir muy bien sus compañías.

No cabe duda que el 2005 ha sido un año repleto de buenas noticias en lo que a música se refiere, pero para mí, una de las más importantes ha sido la inesperada reaparición en los escenarios y en las estanterías de las tiendas de discos de este grande de la música llamado Andrés Calamaro. Todos sus seguidores deseamos que no se trate de un acontecimiento puntual sino del principio de una vuelta definitiva. Esperamos que las cerca de 30.000 personas que acudimos a verle a sus conciertos, no sólo sirvamos para engrosar sus arcas a 26 Euros por cabeza, sino también para hacerle reflexionar sobre el hambre de Calamaro que aún hoy existe en este país. De todas formas aún falta la parte más importante de su regreso: la composición y grabación de nuevo material. Habrá que ver cómo se porta cuando llegue ese momento.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

sábado, enero 14, 2006

Animal anger (Razorback) -2004- & Criminal justice (Razorback) -2005-

Hablar de Razorback es hablar de calidad, y la calidad hoy dentro del sello Massacre está muy reñida. Massacre se ha dedicado, como muchas otras, a apilar gran cantidad de grupos con contratos leoninos para ver si pueden atisbar una luz que les haga salir del pozo negro en el que dicen que están. Léase y aplíquese también esto último a compañías internacionales como Roadrunner o Metal Blade, así como los españoles Goimusic e incluso los capa caída Avispa que editan trabajos de grupos inimaginables que ni siquiera ellos conocen al módico precio de 18 €.

Estos Razorback no son unos cualquiera, atesoran grandes rasgos que los hacen diferentes en esto del rock duro, que los hacen propios; signos de identidad que dirían. El grupo lo forman Steffan Berggren en las labores vocales (otrora cantante de Snakes in Paradise), Rolf Munkes en las guitarras (con trabajos anteriores editados en solitario y varias colaboraciones), y Chris Heun apoyando rítmicamente las guitarras de Rolf, así como Andre Hilgers y Marcus Bielenberg para dar las bases rítmicas del proyecto Razorback.

Comienzan hace dos años a componer (básicamente se ocupan de esta faceta Rolf y Stefan) y llevan a término el parto de “Animal anger”, un disco muy marcado por las guitarras de Rolf, más cercano al Metal que al propio hard rock. Este primer trabajo tiene muy buenos cortes, “One by one”, “Dead man’s song” o la genial “Eye of the storm” donde Stefan Berggren juega con el falsete y le queda de lo más increíble. Aunque podamos dejarnos llevar por la historia de Massacre o por las anteriores carreras de los miembros del grupo, Razorback no es un grupo de heavy metal, es una banda de rock muy potente y "Animal anger" demuestra, para ser el primero, que ya hay tablas detrás de todo esto.

No hará todavía tres meses que han editado su reciente trabajo “Criminal justice” de 2005. En esta ocasión se nota mucho más la mano de Steffan en las composiciones. Si en “Animal anger” estaba un poco apagado o eclipsado por las guitarras de Rolf, para esta publicación ha sido capaz de aderezar los afilados riffs de guitarras que iban al local para convertirlos junto a su voz en melodías rockeras que entran gratamente. El tema definitivo e himno que va a ser de Razorback es “It’s alright”, muy a lo Whitesnake pasado por la batidora de Munkes-Berggren. Son nueve temas, nueve joyas. Y, aunque es cierto que para amar a Razorback hay que mamar mucho rock duro, este álbum tiene canciones que no necesitan tener endurecidos los oídos para sacarles jugo y esencia rockera.

Los dos trabajos han sido producidos por Rolf Munkes y coproducidos por la banda al completo. Las grabaciones y masterizaciones se han realizado en los estudios Empire de Alemania, excepto algunas fases vocales que se han registrado en los estudios de los Snakes Pit en Estocolmo, donde realmente vive y crece Stefan.

Muy recomendables, sobre todo el último "Criminal justice". Que siga la racha.

Jesús Cabezas (Noko)

sábado, enero 07, 2006

In absentia (Porcupine Tree) -2002-

Que Steven Wilson bebe de Alan Parsons y similares en cuanto a nulidad de imágenes y fotografías del propio grupo y de su persona, es innegable hoy día. Todavía no lo hemos podido ver en ninguno de sus discos, tan sólo en los créditos que dicen que él ha trabajado en el mismo, o mejor dicho, que lo ha hecho casi todo.

"In absentia" es un disco bueno, muy bueno. Es el justo paso entre su primogénito "Voyage 34" y su última entrega "Deadwing". La frontera definitiva que lo aleja de la psicodelia y lo adentra en terrenos más rockeros y acústicos. Y, aunque Porcupine Tree nunca dejarán las bases progresivas, los ambientes atmosféricos y la concentración de sonidos, sí que los samples y los “ruiditos” de base electrónica los saben conjuntar mejor en este disco que en cualquiera de los anteriores.

"Blackest eyes" supone el primer corte del álbum y es prueba evidente del cambio y reorientación del grupo hacia otros terrenos sin perder la esencia con la que Steven suele impregnar todos sus trabajos. Marcados riffs rockeros y melodías acústicas para deleitar. El compacto (doble en Europa con tres temas más) transcurre entre bases melódicas y exagerados momentos de profundas raíces progresivas.

Steven Wilson toma las riendas de la interpretación de casi todos los instrumentos que podemos escuchar en "In absentia" así como de la propia producción, no en vano se trata de un productor casi tan bueno como compositor (Opeth). El álbum se graba en Nueva York de marzo a abril y se mezcla en Los Angeles en mayo del 2002.

Aunque escuchamos mucha guitarra en este trabajo, no es precisamente el instrumento favorito de Steven Wilson. Declarado admirador de Robert Fripp (guitarrista de King Crimson), siempre ha mantenido que no tiene un instrumento favorito, su dedicación oscila entre la composición y la producción. En definitva, Steven en un hombre que vive constantemente creando y dando vida a proyectos musicales que lleva dentro de sí. Este "In absentia" es prueba evidente de ello. A por él.

Jesús Cabezas (Noko)