viernes, marzo 31, 2006

System X (Impellitteri) -2002-

A la caza y acecho de Graham Bonnet

Impellitteri es el grupo del guitarrista Chips Impellitteri, que, para la ocasión que nos ocupa, ha fichado para los trabajos vocales a Graham Bonnet, el afamado cantante de Rainbow. No voy a esconder mi debilidad por este hombre, de hecho, por mi nunca se hubiera producido la transición de Bonnet a Joe Lynn Turner. Del "Down to Earth" a los tres siguientes hay abismos de diferencias.

El caso es que, movido por los hilos de la búsqueda continua de material de Graham. Bonnet, me encontré con este trabajo del año 2002 que a mi entender resulta bastante interesante. Es un Heavy Metal muy bien definido, con ciertos aires y guiños a los ochenta. Los riffs y los punteos son propios de alguien que monta un grupo en base a su propia creatividad, en este caso Impellitteri. Este hombre no es tan pesado en el escuchar como Malmsteen pero se nota su ego y su delirio en la guitarra. Se apoya más en los riffs que los punteos y sabe sacar mucho provecho de sus composiciones, aunque, como en tantos otros grupos similares, lo que prima es la guitarra, relegando a un tercer plano el resto de instrumentos e incluso me huele que algunas partes de batería están programadas.

En este disco, cobra protagonismo la voz, lógico por otra parte siendo Graham Bonnet. Este cantante lleva en la brecha del rock duro treinta años largos y casi todos sus trabajos como sus colaboraciones me han resultado siempre exquisitas. Siempre ha sabido escoger aquellos ofrecimientos que resultaban interesantes. Graham Bonnet, dentro de la escena Heavy tiene un puesto elevado. Se mueve con soltura y su sobrada voz partida y cervecera le hacen encajar perfectamente por ejemplo, en este "System X" de Impellitteri.

A tener en cuenta "Rock and Roll Heroes", "Perfect crime" y "Gotta get home".

Jesús Cabezas (Noko)

domingo, marzo 26, 2006

La última carta de Sandinoche (El Alquimista) -2005-

Estaba totalmente convencido de que jamás llegaría a escuchar este disco. Han pasado más de dos años y medio desde que, en Julio de 2003, Gonzalo Valdivia comenzara la grabación de “Sandinoche”. Desde entonces hasta el momento de su “publicación”, no han sido pocos los acontecimientos que han ido sucediendo en el entorno de El Alquimista.

A través de su página web, el propio Gonzalo fue escribiendo un diario en el que explicaba de forma pormenorizada cada una de las sesiones de grabación, y desde el principio ya se empezaba a intuir que “Sandinoche” no iba a ser un disco normal. Los diversos problemas con las herramientas de grabación y mezcla, las incomprensibles pérdidas de algunas pistas de audio, la peregrinación por diferentes estudios de grabación de Zaragoza, o las duras negociaciones con diferentes empresarios del sector discográfico por tal de encontrar alguna editorial que quisiera publicar el álbum, fueron algunos de los problemas más notables de los que fue víctima “Sandinoche” durante su proceso de gestación. Tomándoselo en todo momento con sentido del humor, Gonzalo hacía referencia a “Sandinoche” como “El disco imposible”, llegando incluso a solicitar la ayuda de un exorcista para acabar con los malos espíritus. Bromas aparte, lo más duro aún estaba por llegar.

Finalizada la grabación y masterización del LP, desde la casa discográfica se tomó la decisión de distribuirlo inicialmente sólo en México. El Alquimista siempre tuvo una gran aceptación por tierras mexicanas pero existían dudas sobre el éxito que podría tener el disco en España tal y como están las cosas en el mundo de la música de nuestro país. En enero de 2005 “La última carta de Sandinoche” (como finalmente se había rebautizado al disco) aterrizó en México, pero por una serie de problemas burocráticos nunca salió de la aduana. “El disco imposible” ni llegó a las tiendas españolas, ni llegó a las tiendas mexicanas, y a día de hoy, todavía permanece requisado por la policía de México. Los únicos ejemplares que actualmente existen son los 300 que se consiguieron recuperar y que Gonzalo Valdivia puso a la venta durante la gira de presentación de “The Wall Performance”, el espectáculo homenaje a Pink Floyd en el que se embarcó en invierno de 2005, y las que actualmente están siendo vendidas en esta y en otras páginas web. Una de esas copias salvadas es la que yo poseo y que a continuación, después de este “breve” prólogo, pasaré a analizar.

Cuando abrimos “La última carta de Sandinoche” nos encontramos con un disco de El Alquimista cien por cien. Pese a que el tándem formado por Gonzalo Valdivia y Salva Honrubia no se encontraba en un estudio de grabación desde 1996, año en el que se registró su primer trabajo homónimo; y que “Babia”, el anterior LP de El Alquimista, fue grabado en 1999; la huella dactilar musical de El Alquimista permanece totalmente intacta. “La última carta de Sandinoche” es un disco plagado de matices musicales y de ambientes sonoros cuidadosamente creados, en el que unas melodías melancólicas de piano combinadas con unas letras enigmáticas y unos optimistas solos de guitarra, dan como resultado un cóctel de géneros musicales marca de la casa. Hay temas instrumentales como todas las partes de “Sandinoche” (que son tres) y “Claro”, en los que el piano adquiere el papel protagonista. Hay otros como “TV ICE” y “Crepus”, también instrumentales, que tienen un corte claramente rockero con unas guitarras eléctricas de elevada ganancia en los amplificadores. Y el resto, de estilo difícilmente clasificable, son temas cuyas letras invitan a la reflexión y en los que las guitarras y el piano se mezclan de una forma muy elavorada. Todas las canciones han sido muy trabajadas y se aprecia que durante su grabación no se ha pasado por alto ningún detalle. “La última carta de Sandinoche” es el resultado perfecto de unir todos los elementos esenciales en esto de la música: la composición, la interpretación, la grabación y la producción.

Cabe destacar las colaboraciones en el disco de una serie de amigos de la familia Alquimista. Entre ellos se encuentra David Casanova en las guitarras de “TV ICE”; Magida Nihlaui en las voces femeninas de “Un nuevo color” y “Crepus”; el Dr. Melo en la guitarra de “La canción del pastor” y algunas voces de “Saber que no sonríes”; Eduardo Sánchez en el teclado de “TV ICE”; y evidentemente Juan Valdivia en la composición de las melodías de “La canción del pastor” y “Crepus”, en esta última marcándose un solo de guitarra como los que únicamente él sabe hacer. Además, en esta ocasión El Alquimista cuenta con la activa participación de Quique Casanova en la batería y Senda Romero en el bajo, dos Alquimistas de toda la vida.

Algunos ven señales de la influencia de Pink Floyd en este disco, otros ven mucha similitud con algunos temas de “Trigonometralla”, el disco que Gonzalo Valdivia grabara y produjera junto a su hermano Juan Valdivia en el año 2001. A mí personalmente “La última carta de Sandinoche” me suena a El Alquimista y sólo a El Alquimista. Era difícil superar un disco plagado de grandes temas como fue “Babia”, pero yo me atrevería a decir que Gonzalo lo ha conseguido. En “La última carta de Sandinoche” se ve a un Gonzalo Valdivia más maduro y mucho más experimentado musicalmente, aunque su corta discografía no lo demuestre. Pero es lo que tiene ser un músico de alto nivel aunque desconocido por el gran público en este país, que o te juntas con alguien de renombre para darte a conocer, o tienes que mover cielo y tierra para grabar un disco, y cuando lo consigues, te tienes que ir a venderlo a México. De todas formas siempre nos quedará Internet para poder acceder y disfrutar de la música y las canciones de El Alquimista. Yo de ti no desaprovecharía la ocasión de comprar este disco ahora que puedes. No te va a defraudar.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

miércoles, marzo 08, 2006

Trigonometralla (Juan Valdivia) -2001-

No vamos a esconder que cualquier melodía que sepa sacar de sus dedos este hombre la vamos a alabar como merece, y tampoco vamos a negar que el que suscribe estas líneas siente una profunda admiración personal y por supuesto artística por este genio zaragozano escondido.

Juan Valdivia es el guitarrista y mayor compositor de la aletargada banda Héroes del Silencio que tanto bueno dio y será capaz de dar en el panorama rock nacional, europeo y americano. Magnas obras del calibre de “Maldito duende”, “Tumbas de sal” o “Hace tiempo” salieron directamente de la fábrica de ingeniería musical de Juan Valdivia, que, tras pasarlas por la batidora Héroes del Silencio se convirtieron en grandiosas.

Las mejores y únicas declaraciones de Juan hasta la fecha han sido este puñado de canciones. Prefiero eso que cientos de entrevistas ridículas hablando de lo mismo.

A Juan no se le ha olvidado dar de sí todo el feeling con el que sabe impregnar cualquier melodía que le ronde la cabeza. La muestra y fe de todo ello se plasma en este "Trigonometralla", un disco creado desde la intimidad, desde el Silencio, desde el más profundo de los anonimatos y desde la más sincera amistad. Cuenta para el trabajo con diferentes artistas y amigos del panorama musical. Un disco que, por otra parte, bien podría haber cuajado el esqueleto del siguiente álbum de estudio de Héroes del Silencio. Hay grandes canciones en este compacto e iremos desgranando algunas de ellas con brevedad.

Lo más importante es poder escuchar de nuevo a Juan Valdivia con su guitarra, que tras cinco años de ausencia y una sufrida operación, era algo que demasiado público ansiaba. El cd se presenta en sus primeras copias con una púa de regalo firmada en imprenta con la rúbrica del propio Juan.

“Entrantes” supone el primer corte del álbum y una primera toma de contacto con los más básicos conceptos que definen la música que este hombre es capaz de componer. Sencillez en la composición pero un alto grado de captación y de asimilación por parte del oyente. En ocasiones no se trata de ser un virtuoso en la guitarra ni de ser un dedos rápidos, sino de saber transmitir con pocas notas preciosas melodías. En este caso, muy rockera. "Entrantes" se complementa con unos arpegios y una grabación casera que Juan tenía escondida en su baúl de las sorpresas.

“Cactus” es La Canción. Es probablemente la mejor del disco y la que más suena. Es arte en estado puro. Segundo single de promoción.

“Ya lo ves” recuerda mucho a los propios Rolling, despide tal tufo rockero que podría ser perfectamente Mick Jagger quien diese sus típicos aplausos al ritmo de la armónica inicial. No obstante la encuentro un pelín floja, ya que este tema podría cuajar algo mejor con un ritmo más profundo y compacto, tal vez una base más dura.

“De frente o por la espalda” es el tema más duro que nos encontraremos en este disco, una canción donde se descarga toda la rabia y furia que la Gibson de Juan lleva dentro.

“Blues del Bosque” es un homenaje a la calidad, al saber hacer, al buen gusto y a los principios más elementales del rock que parte del blues. Aquí esa guitarra habla, aúlla, llora y se ríe. Un lujazo.

“A veces me equivoco”, con esos harmónicos que preceden a la entrada de la batería se queda como un tema lleno de identidad, muy cargado de guitarras y bien mezclado con el piano.

“Lago” es una canción que todos los amantes de la música que supo ofrecernos Héroes del Silencio ya hemos oído. No es nada nuevo, y a gracias que no lo es. Esta canción no sorprende en absoluto porque ya habíamos oído algo parecido. Y qué grande es.

En definitiva, "Trigonometralla" es un disco muy variado, donde cabe la programación, el rock duro, la melodía, el medio tiempo, los riffs más afilados y hasta maquetas caseras. Un disco que rebosa esencia Valdivia por sus 360 grados. Aquellos que quieran ver este trabajo como inacabado es que no comprenden que un disco y un trabajo de este calibre acaba donde quiere que acabe su autor. Juan quería este disco así y de esta forma vio la luz. Se me viene a la cabeza el St Anger de Metallica, un disco grabado y producido así porque ésa es precisamente la terminación que se le quería dar a ese compacto. Cada cual hace con sus creaciones lo que cree y le parece bien. Y a fe que este "Trigonometralla" es una joya que no se debería dejar pasar en cualquier colección de rock. En la mía tiene su sitio privilegiado.

Gracias "Trigonometralla" y gracias Juan por dejarnos escucharte una vez más.

Jesús Cabezas (Noko)

sábado, marzo 04, 2006

Eclipse (Amorphis) -2006-

Nuevo trabajo de los finlandeses Amorphis este “Eclipse”. Han cambiado de vocalista; un tal Tomi Jousten con registros mucho mejores que su antecesor en el cargo, del que, por cierto, habiendo sacado dos discos de Black-Death clásico con Ajattara (su proyecto personal), se ha perdido en el más lúgubre de los anonimatos. Una pena.

Pero bueno, este Tomi apunta alto, logra hacer vibrar su garganta al más puro estilo Grindcore y mantiene el tipo de muy buena forma dentro del metal tradicional, amén de deleitarnos con melosas voces en algún que otro fragmento más melódico, y es que, entrando en materia, este “Eclipse” eclipsa, como mínimo, sus dos anteriores trabajos de estudio, mucho más ligados al compás electrónico y por tanto industrial. Han sabido renacer de sus cenizas componiendo temas que recuerdan su multiventas “Elegy” y otros que relajan el disco bastante alejándolo de la prisa y la corriente principal que los ha hecho grandes desde hace quince años.

Amorphis se reinventa con este trabajo y nos hace ver que en temas de tres minutos cabe de todo. Hay grandes bandas de la escena que practican un Doom bastante interesante, tipo Katatonia, Sentenced, o los propios Paradise Lost, pero su música se centra mucho en la melodía sin sacar provecho al cambio hostil dentro de cada tema. Amorphis con este disco lo consigue; se centra desde “Two moons” hasta “Stone woman” (esta última bonus track del brillante digipack) en demostrar que la melodía, los medios tiempos y el Death Metal pueden convivir con serenidad en tan sólo tres minutos.

No sé, tal vez pueda parecer un acercamiento a la masa Heavy en su totalidad el hecho de compartir distintos estilos en un mismo tema, pero la verdad es que les queda muy bien.

En definitiva, para el público metalero en general que no se entretenga en beber de únicas fuentes blackmetaleras o los true metal warriors que lucen ahora tanto, les recomiendo que permanezcan atentos a este disco, que, probablemente, ande bien posicionado dentro de los discos del mes de febrero de este año que ha comenzado tan irregular.

Jesús Cabezas (Noko)