martes, junio 05, 2007

Live at Pompeii (Pink Floyd) 2003

Cada vez son más los discos que incluyen un DVD con el making off y con alguna que otra estupidez del grupo en cuestión en su interior, y la verdad es que ya aburre un poco ver al artista de turno en zapatillas y sin afeitar grabando sus temas y diciendo obviedades delante de la cámara. Hoy en día está todo inventado en el mundo de los DVD’s musicales y nada de lo que vemos nos sorprende ni nos fascina porque, o bien ya lo hemos visto antes, o bien lo que se nos muestra es del todo previsible o artificial. Como mucho nos pueden llegar a llamar la atención cosas tan extravagantes como ver a Metallica encerrados con un psiquiatra en una especie de casa - estudio de grabación plagado de cámaras a lo Gran Hermano, o ver a Madonna crucificarse en directo, pero poco más. Sin embargo, en 1971, ¿a quién se le hubiera ocurrido grabar un documental sobre el proceso de grabación de un disco intercalado con un concierto celebrado en medio de las ruinas de un anfiteatro romano con absolutamente nadie entre el público? Pues a Pink Floyd.

Eso es ni más ni menos “Live at Pompeii”, una actuación de Pink Floyd grabada en directo en medio del anfiteatro romano de Pompeya allá por 1971, mezclada con un documental registrado durante el proceso de grabación del mítico “Dark side of the moon” en los estudios Abbey Road de Londres. En él, además de secuencias de la grabación de diferentes pistas del disco, también se incluyen otras de los Pink Floyd almorzando y bromeando (todo un espectáculo ver a Roger Waters hablando con la boca llena mientras se zampa unas cortezas), y algunas entrevistas con los miembros del grupo en las que se les pregunta sobre temas tan diversos como la relación personal y profesional entre ellos, la metodología de grabación y de composición de sus discos, su relación con la prensa, el consumo de estupefacientes, las giras, y todo eso que se les suele preguntar a los músicos cuando se les hace una entrevista.

Centrando la atención en la parte más interesante del DVD, que no es otra que la actuación en el anfiteatro, decir que ésta ha sido tratada de una forma bastante particular. Por un lado choca el hecho de que no haya ni un alma entre el público y que las únicas personas ajenas al grupo que pueden verse sean los cámaras y los técnicos de sonido. También son curiosas, y en algunos casos hipnotizantes, toda la sucesión de imágenes que van apareciendo a modo de videoclip mientras suenan los temas en directo; con planetas, cohetes, satélites y diferentes paisajes y escenas espaciales; mezcladas con tomas de los montes y las ruinas de Pompeya, con el volcán Ethna en plena erupción incluido. Si lo que se pretendía con toda esta realización audiovisual era transmitir la sensación de estar viajando en el espacio y en el tiempo con la única compañía de la música de Pink Floyd, la verdad es que está bastante logrado.

Durante la actuación tocan básicamente temas de “Meddle” y “Saucerful of secrets”, siendo toda ella una demostración de “rock progresivo” con temas que se eternizan y en los que cada uno de los músicos tiene la oportunidad de demostrar su respectivo virtuosismo en vivo y en directo. Son especialmente espectaculares las puestas en escena de “Echoes” (dividida en dos partes, la que abre y la que cierra el DVD), “Careful with that axe Eugene”, “Set the controls for the herat of the sun” y “Saucerful of secrets”, esta última con un brutal Nick Mason a la batería acompañado de la rabia de Roger Waters aporreando el gong, y las psicodélicas idas de olla con el teclado y la guitarra de Rick Wright y David Gilmour respectivamente.

Como único punto negativo habría que destacar que las entrevistas están subtituladas únicamente en inglés, danés, finés, sueco, noruego, alemán, húngaro y polaco. Ni castellano, ni francés, ni italiano ni portugués. Resulta que graban un concierto en un anfiteatro romano y no tienen cojones a subtitular las entrevistas en ninguna lengua latina…

Aprovechando el tirón de la gira de Roger Waters, actualmente se puede encontrar este DVD a menos de 10 Euros en cualquier gran superficie. Yo de vosotros no desaprovecharía la ocasión de conseguirlo porque es de lo mejorcito que se puede encontrar de Pink Floyd en lo que a DVD’s musicales se refiere.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

lunes, junio 04, 2007

El shock de Leia (Lagartija Nick ) 2007

Se ha hecho esperar, pero ya está en la calle el noveno disco de Lagartija Nick. Tres años después del sobresaliente ‘Lo imprevisto’, la banda de Antonio Arias vuelve con ‘El shock de Leia’, catorce canciones que mantienen su esencia e indagan en su lado más pop.

Antonio Arias lo deja claro desde el primer corte: hay que “perder un poco el juicio / saltar al precipicio”. Y lo dice alguien combativo con la industria del disco, guarecido en la autogestión y ahora exiliado en la independiente Everlasting Records. Durante el trienio de gestación, Antonio ha sido padre y ha puesto a Los Ángeles en su sitio. De alguna manera, este trabajo estaba destinado a las melodías cristalinas, de distorsión moderada y voces armoniosas. Lo último con la ayuda de los “angelicos” Noni y Alejandro (Lori Meyers) en el tema que titula el compacto. Además, el famoso Dj Sergio Bastida aporta sensaciones espaciales con el theremin.

El compositor, cantante y bajista, que comenzó en 091, siempre ha defendido la universalidad de lo local en Granada. No extraña, por tanto, que Honest John Plain, el ídolo ‘boy’ del punk británico, cierre el viaje lunar con ‘Going to Mars’ y que la misma pieza en castellano (’20 versiones’) suene a ‘hit planetero’. Como tampoco sorprende que los rumores sobre un ‘Omega 2’ con Morente y Sonic Youth se hayan evaporado. Antonio Arias bucea en familia. Recupera con su hermano Jesús –que fue componente de TNT y Exxon Valdez– alguna idea aparcada desde ‘Su’, en 1995. Así como el esqueleto de ‘Cosmos’, que ya pululaba por las sesiones de ‘Inercia’, en 1992. Y ‘Carmen Celeste’ es un canto de felicidad paternal a medio camino entre Bauhaus y Love and Rockets. Los momentos álgidos quedan muy dosificados, lo que produce una escucha mucho más excitante hasta el final.

Por si hay algún confuso, Leia es la princesa de la película de George Lucas, aunque también el nombre de la perra de Antonio, quien reconoce que su animal sufrió un ‘shock’ durante la grabación. En cualquier caso, el cancionero rebosa ciencia ficción, que en Lagartija Nick es identidad lírica a partir de la cosmovisión de Arias, un auténtico estudioso de lo que llama “lenguaje anticipativo”. La canción ‘Un marciano envía una portal a casa’ se acerca al surrealismo del poeta Craig Raine. Y podemos tomar ‘Anoche soñé demasiado’ como la actualización del clásico demencial de los Electric Prunes rodado por la poesía de Valente.

En fin, que los Lagartija de 2007 no tienen pelos en la lengua y su música suena aguerrida con la rítmica afianzada de Erik Jiménez, y Víctor Lapido presidiendo la sección de guitarras. Con su universo misceláneo e inclasificable, la formación sobrevivió a los noventa y le ha cogido el tono al presente siglo, que les pega. Hay nebulosas para rato.

Eduardo Tébar