domingo, marzo 30, 2008

Memorias de un espantapájaros (M-Clan) 2008

Definitivamente lo de M-Clan es un caso perdido. De ser uno de los máximos exponentes del rock & roll español con un estilo más propio de las bandas del sur de los Estados Unidos que de un grupo murciano, M-Clan ha pasado a ser uno de los máximos exponentes del pop-rock comercial de radio fórmula y single barato carne de 40 Principales y Cadena 100. Es una pena pero desde la expulsión del guitarrista Santiago Campillo M-Clan no han levantado cabeza. Tras algunos años de sequía compositiva después de aquella basura llamada “Sopa fría”, Carlos Tarque y sus amigos vuelven con estas “Memorias de un espantapájaros” y yo vuelvo aquí para opinar sobre ellos.

En general el disco está compuesto por una serie de temas ligeritos y de fácil digestión, más cercanos a lo que nos tienen acostumbrados grupos como Amaral que a lo que nos tenían acostumbrados ellos mismos hace unos años. Tanto es así que hasta han introducido en algún tema sonidos de teclado electrónico para crear un efecto “espacio-sideral-modernuqui” de garrafón. Además, aunque Carlos Tarque nunca fue un magnífico letrista que digamos, en esta ocasión nos inunda con una colección de versos cursis, simplones y con un inexplicable abuso de la temática ecologista no se sabe muy bien a cuento de qué a estas alturas. ¿Le habrá afectado a él también toda la movida del calentamiento global?

La lástima es que musicalmente es un disco muy bien ejecutado porque, todo hay que decirlo, M-Clan son unos magníficos músicos, pero es que resulta inevitable comparar lo que son hoy con lo que fueron antaño y la verdad es que, si no fuera por la voz de Carlos Tarque y los fantásticos “slides” de guitarra de Carlos Raya (guitarrista y productor de los nuevos Fitipaldis también), en la actualidad M-Clan no tienen ni pizca de credibilidad musical. Otro caso de talentos desaprovechados para el rock & roll.

El próximo mes de Julio espero tener la ocasión de verlos taloneando a Ben Harper. A ver si al menos encima de un escenario son capaces de transmitirme algo aparte de vergüenza ajena.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

miércoles, marzo 26, 2008

It is time for a love revolution (Lenny Kravitz) 2008

Cuatro años después de la publicación de “Baptism”, su anterior disco de estudio, Lenny Kravitz regresa a la palestra del rock & roll con un nuevo trabajo de título “It is time for a love revolution”. En los últimos años las únicas noticias que habíamos tenido de él eran algunos rumores sobre sus supuestos romances con actrices de fama internacional como Nicole Kidman o Penélope Cruz y poco más. Afortunadamente la cosa ha vuelto a la normalidad y Lenny Kravitz vuelve a ser actualidad por lo único realmente importante que es su música, su nuevo disco y la gira que le traerá a tierras españolas durante el próximo verano.

“It is time for a love revolution” es un disco cien por cien Lenny Kravitz, sin ninguna sorpresa, ningún sobresalto, ninguna salida de madre ni ninguna meada fuera de tiesto. Un disco de rock, soul, funky y baladas grabado con su particular estilo a la hora de producir: guitarras distorsionadas con el sonido atenuado, baterías encerradas en cajones de metacrilato para apagar la resonancia y el eco, teclados “vintage”, guitarras acústicas y bajos eléctricos con un altísimo protagonismo en el sonido de las canciones más rítmicas. Cualquiera que conozca el trabajo de Kravitz entenderá a la perfección de lo que estoy hablando. Por lo que respecta a la voz, pues lo mismo da que pasen cuatro, cinco, seis o veinte años, en “It is time for a love revolution” Lenny Kravitz sigue cantando con la misma intensidad y la misma energía que en “Let love rule”, “Mama said” o “Are you gonna go my way”, por nombrar sus tres discos más antiguos.

Llama la atención que más de la mitad de las canciones de este disco tienen un aire más triste o melancólico de lo habitual en la discografía de Lenny Kravitz. A pesar de haber algún cañonazo hard rockero como “Love revolution”, “Bring it on” o “Back in Vietnam”, y algún funky movido como “Will you marry me”, “Love, love, love” o “Dancin’ til down”, en mi opinión este álbum tiene canciones mucho más íntimas que los anteriores, globalmente más festivos. Parece como si Lenny Kravitz estuviese empezando a dejar de ser aquel icono negro del rock & roll canallesco para convertirse en un artista más serio y maduro musicalmente hablando, que ya no le importa tanto mantener su imagen de tipo duro y como hacer buenos discos. Claro reflejo de esta impresión particular es la discretísima portada del álbum, una foto de Lenny Kravitz con gafas de sol en blanco y negro sin ninguna pose ni ninguna actitud macarra como antaño.

Lo bueno de adquirir un disco de Lenny Kravitz es que sabes que nunca te va a defraudar, y en éste ninguno de los dieciséis temas que lo componen lo hace. ¿Que muchos temas de “It is time for a love revolution” se parecen a muchos otros que ya habíamos escuchado a lo largo de su discografía? Sí, es verdad, ¿pero es que acaso no son buenos? ¿Entonces para qué dejar de hacer las cosas como se están haciendo si se están haciendo bien.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

domingo, marzo 16, 2008

Space is different (Los Granadians del Espacio Exterior) 2007

Vuelven del espacio exterior y esta vez parece que se quedan. Hace cuatro años, Los Granadians debutaron con un disco de reggae primigenio y temperamental, hoy perseguido objeto de culto. De pronto, se convirtieron en el conjunto más friki, glorificado y fantasmal de la escena rocksteady-mod. Ofrecieron contadísimos conciertos, algunos hasta secretos, que todavía se comentan. Ejercieron de banda para el sumo sacerdote Derrick Morgan en Alemania, Francia y Madrid. Grabaron un single con Dave Barker. Y luego desaparecieron como sus iconos de ciencia-ficción. Buscaron escondites: algún miembro esparcido por el mundo, otros pinchando en garitos de Granada. “El éxito que obtuvimos con nuestro primer Lp nos llegó siendo muy jóvenes como para afrontarlo con mesura”, apuntan. Ahora presentan más de lo mismo: idílicas piezas de amor y pintorescos instrumentales que recuperan el espíritu antillano de las bandas hispanas de los sesenta. El retruécano del letrero ya da pistas: “El título resume nuestra filosofía, nuestro modo de ver las cosas… Nuestros fans lo entenderán perfectamente”. También en Japón, donde en breve publicarán ‘Space is different’. Aseguran que están en el estudio grabando nuevas canciones. Aunque con Los Granadians nunca se sabe.

Eduardo Tébar

lunes, marzo 03, 2008

B-sides & Rarities (Cake) 2007

Es tradición en los discos de caras b y rarezas: los músicos empaquetan las canciones que rompían la unidad de grabaciones pasadas o, simplemente, exhiben los momentos de más explícita adoración a sus maestros. La maniobra resulta llamativa cuando se trata de la banda más popular de Sacramento, que rompe su vinculación con Columbia y se empeña en sobrevivir en libertad montando su propia compañía. Los de John McCrea practican un rock volátil y desvergonzado, pero sensato con su tiempo y de un tremendo poder adhesivo. Electro-acústicos, manejan un amplio abanico de recursos para sonar juguetones, exquisitos o furiosos. Muchos registros en uno, propiciados en gran medida por el teclista-trompetista Vince DiFiore y por el guitarrista ‘tocalotodo’ Xan McCurdy. Por una vez, las versiones despistan a los adjudicadores de etiquetas aunque definen la identidad sonora de Cake. Revisiones audaces de todo un ‘War pigs’ de Black Sabbath (incluye propina en directo con Steven Drozd, de Flaming Lips), el clásico easy listening de Piero Umiliani ‘Mahna mahna’ o la lúbrica ‘Never never gonna give you up’ de Barry White descolocan al más resabiado. Se agradece el reto.

Eduardo Tébar