lunes, diciembre 31, 2007

Here are The Sonics!!! (The Sonics) 2007

The Sonics fueron pioneros del punk y del ‘garage’. Los padres de una detonación cultural que podemos considerar vivísima 42 años después. La lista de grupos históricos que se lo deben todo a la banda de Gerry Roslie (Cramps, Fuzztones…) acabaría con los depósitos de tinta. Y es que, en 1965, cuando los discos todavía se grababan en un par de horas y al día siguiente una precaria versión ‘mono’ reinaba el paraíso de la onda media, la primera colección de canciones de los de Tacoma dinamitó para siempre la inercia del rhythm n’ blues y del rock n’ roll. Explosivos en su revisión de Chuck Berry, Little Richard o Rufus Thomas, le prendieron fuego a la década anterior saturando las guitarras eléctricas de fuzz. Ellos se revolcaron en la mugre, se emborracharon de estricnina y originaron un sonido incendiario. Este álbum, ahora reeditado en formato de lujo y fiel a la primera publicación, contiene doce canciones básicas, irrepetibles, inmortales. Rock embrionario en toda su intensidad, con la tornillería a la vista. Obligatorio.

Eduardo Tébar

martes, diciembre 25, 2007

EnJoy (Jaime Urrutia) 2007

En época de sequía creativa todo artista consagrado tiene la posibilidad de publicar un álbum en directo, un recopilatorio de grandes éxitos o un disco de duetos con algunos de sus amigos y compañeros de profesión. De esta forma se consigue permanecer en las listas de ventas y en las emisoras de radio durante el tiempo suficiente como para que lleguen la inspiración y las ganas de grabar un nuevo disco con material fresco. El último disco de Jaime Urrutia es un perfecto ejemplo de todo lo anterior. Después de un éxito bastante relativo de “El muchacho eléctrico”, su segundo álbum en solitario publicado en el año 2005, el pasado mes de Abril veía la luz “EnJoy”, el primer disco en directo de la carrera de Jaime Urrutia, tanto en solitario como con Gabinete Caligari, grabado el 20 de Febrero en la sala Joy Eslava de Madrid. En él, además de repasar todos sus grandes éxitos de ayer y hoy en vivo y en directo, Urrutia contó con la inestimable colaboración de algunos de los artistas más “populares” del rock hispanohablante actual. Un gancho perfecto para que todos los medios de comunicación vuelvan a poner su punto de mira en un nuevo trabajo de Jaime Urrutia.

Como estandarte de ese género musical propio que dio en llamarse “Rock torero”, el disco comienza con el pasodoble “Gallito” sonando de fondo antes de que Urrutia y sus Corsarios se suban al escenario. Con una coordinación perfecta, el pasodoble del maestro Santiago Lope Gonzalo empalma con “Delirios de grandeza”, un tema descatalogado dentro de la obra de Gabinete Caligari que no puede encontrarse en el mercado dentro de ningún disco de la banda. Tras él vienen “Tócala Uli” y “¿Dónde estás?”, con la aparición por sorpresa en esta última de Loquillo recitando la famosa frase macarra de “Ey nena...”.

A partir de aquí se van alternando temas interpretados sólo por Jaime Urrutia con otros para los cuales llama a escena a su elenco de colaboradores para interpretarlos junto a ellos. Este quizás sea el principal atractivo del disco. Así, Ivan Ferreriro, Pereza, Jorge Drexler, Enrique Bunbury, Ariel Rot y Amaral, van subiendo al escenario para cantar a dúo “Mentiras”, “Cuatro rosas”, “Pitusa”, “Al calor del amor en un bar”, “¡Qué barbaridad!” y “Camino Soria” respectivamente, en unos casos con puestas en escena más brillantes que en otros. Por ejemplo, Amaral, que a mi gusto cada vez canta mejor, hace uno de los mejores “Camino Soria” que jamás he escuchado; Ariel Rot arregla “¡Qué barbaridad!” a la perfección con sus solos de Telecaster; y Jorge Drexler hace la versión más distinta a la original de todas las registradas en el disco. Entre medio de todos estos temas Jaime alterna “Vestida para mí”, “Maribel”, “Suite nupcial”, “Completamente feliz” y “La culpa fue del cha-cha-chá”, tras la cual se despide del público de Madrid.

A modo de bis, después de la despedida Jaime Urrutia vuelve para interpretar con Loquillo “Caray”, el mítico tema de Gabinete Caligari que ya interpretara con él en aquel disco en directo del catalán titulado “Compañeros de viaje”. Tras éste viene la colaboración más incomprensible de todo el disco, la de Dani Martín de El canto del loco, para hacer o perpetrar su particular y lamentable versión de “La sangre de tu tristeza”. Finalmente “Nadie me va a añorar”, como los dos anteriores también de Gabinete, es el tema que cierra el concierto aunque no el disco, ya que tras él se adjunta como “bonus track” la canción hasta el momento inédita titulada “Tratando”, cantada a dúo por Jaime Urrutia y Andrés Calamaro. Al serle imposible estar presente en el concierto de Joy Eslava, Andrés grabó su voz desde Buenos Aires para posteriormente ser mezclada en el estudio junto al tema en sí.

Aunque la voz de Jaime Urrutia suene bastante cascada y en ocasiones hasta parezca afónica, tanto el repertorio como algunas de las colaboraciones especiales hacen de este disco un buen resumen de la carrera de este grande del rock español y un material histórico digno de guardar en un lugar preferente de nuestras estanterías de discos.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

domingo, diciembre 23, 2007

Someday (Special 20) 2007

¿Qué pasa cuando cinco tipos que llevan dos décadas mamando y tocando blues deciden grabar un disco? Pues que sale un debut que más bien parece el trigésimo octavo álbum de un nigérrimo de Luisiana. Hasta ahora, Special 20 sólo eran conocidos en el circuito blusero de Madrid. Hace poco decidieron meterse en el estudio casi sin querer y nadie sabe si volverán. ¡Pero qué repaso le han dado a todo! Se han ganado a pulso la cátedra sobre Nueva Orleans. Imparten magisterio coqueteando con funk, soul, swing, cajun. Y lo mejor es que suenan, desde luego. Y componen su propio cancionero, que, para más deleite, trufan de guiños a Robert Johnson, Salomon Burke, Tom Waits, Johnny Guitar Watson, Paul Lamb o Guy Forsyth. Un caramelo que quita de encima la tontería.

Eduardo Tébar

domingo, diciembre 09, 2007

El día después (Aroah) 2007

La joven y tímida Irene Temblay que pasó de puntillas por el principio de siglo, aun con giras internacionales, colaboraciones con músicos americanos y una destreza impropia para bordar un cómodo vademécum de folk-rock de bolsillo, se ha hecho mayor. Y vuelve en este tramo final de década mirándonos con semblante de Gioconda, lamiéndose las cicatrices de viejas heridas y europeizando su sonido con la resina del compositor –y ya especialista en arreglar los trabajos de otros– Raül Fernández (Refree). ‘El día después’ es el primer paso a una nueva etapa. Su encuentro impúdico con el castellano y con el pop. Y podría ser también su resorte de enganche con un público mayor si tuviera un hit claro. La cantante y guitarrista madrileña-estadounidense regresa con un disco de 27 minutos en el que, a pesar de su embriagadora voz y el gran empaque de banda, la levedad y el peso fluctúan. Con todo, canciones como ‘En los días cuerdos’, ‘La escala de las cosas’ o ‘Cifras’ presagian un futuro brillante.

Eduardo Tébar

jueves, diciembre 06, 2007

La lengua popular (Andrés Calamaro) 2007

Una de las buenas noticias musicales del año 2007 ha sido el retorno de Andrés Calamaro al camino que nunca debió abandonar, el del músico, compositor, letrista, intérprete, poeta, guitarrista, rockero y, en definitiva, el del artista con todas las letras que siempre ha sido. Desde la edición de “El salmón”, todo lo que había publicado Calamaro habían sido dos discos de versiones de clásicos de la música latinoamericana y de tangos, un disco de grandes éxitos grabados en directo, y un álbum de estilo inclasificable y calidad muy discutible junto al también argentino Litto Nebbia. Sinceramente, muchos de los seguidores de Andrés Calamaro no esperábamos que volviera a hacer ese estilo de música con el que nos encandiló a través de sus obras maestras “Alta suciedad”, “Honestidad brutal” y “El salmón”, más allá de alguna que otra gira de conciertos de uvas a peras para saciar su apetito rockero, pero finalmente lo ha hecho.

A mediados de 2007 nos sorprendió a todos con su participación en una gira de reivindicación del rock en castellano llevada a cabo conjuntamente con Fito & Fitipaldis, y mucho más con el anuncio de la publicación de su nuevo disco, “La lengua popular”, catalogado por toda la crítica como “El mejor disco de Calamaro desde El salmón”, lo cual tampoco es que sea muy difícil. Parece ser que Andrés Calamaro vuelve a tener ganas de salir del cascarón y, a juzgar por lo visto y escuchado, la verdad es que se encuentra en plena forma.

Producido por Cachorro López, el que fuera bajista y compañero de Andrés durante su etapa en “Los abuelos de la nada”, “La lengua popular” puede que no tenga ese aire mega profesional de “Alta suciedad”, pero tampoco ese toque antiguo y sucio tan característico de Javier Limón como ocurría en “El cantante” y “Tinta roja”, ni ese olor a disco casero grabado con un 8 pistas como “El salmón”. Si hubiera que hacer algún tipo de comparación con otro de sus trabajos discográficos quizás el disco al que más próximo estaría “La lengua popular” sería a “Honestidad brutal”, tanto por lo que respecta al sonido de la grabación como al contenido musical de éste. De igual forma que “Honestidad brutal”, “La lengua popular” es una compilación de canciones de estilos y ritmos de lo más variado en las que se utiliza el rock como hilo conductor, y donde se vuelve a cuidar mucho la calidad de la grabación no dejando lugar a desviaciones extrañas hacia lo bizarro. “La lengua popular” es un poco un resumen de lo que Calamaro venía haciendo antes de su baja voluntaria.

En esta ocasión Andrés Calamaro hace prácticamente de todo: compone, escribe, canta, se hace coros a sí mismo, toca la guitarra eléctrica, la guitarra acústica y los teclados. Lo mismo le da hacerlo en clave de rock como en “Los chicos” o “Sexy y barrigón”, que en clave de cumbia como en “5 minutos más (minibar)” o “Comedor piquetero”, que a través de una balada como en “Soy tuyo” o “Cada una de tus cosas”. Pero a pesar de ser un artista polifacético, en este disco no está solo. Además del ya mencionado Cachorro López que ejerce de productor y bajista, Andrés cuenta con la colaboración de otros músicos experimentados como los guitarristas Gringui Herrera, Juanchi Baleiron y Tito Losabio, el pianista Leo Sujatovich o el bajista Guillermo Vadalá entre otros.

Si lo analizamos con detenimiento, la verdad es que en "La lengua popular" hay muy pocas sorpresas ya que la mayoría de los temas recuerdan a otros que habíamos escuchado con anterioridad. Lejos de ser un defecto, este hecho es algo normal puesto que la discografía de Andrés Calamaro se compone de algo más de dos centenares de canciones y por fuerza ha de existir alguna similitud entre los temas de éste y de otros discos. Así pues, se podría decir que la novedad de “La lengua popular” está en que es el primer disco con sonido 100% Calamaro que publica Calamaro después de mucho tiempo.

Por lo que respecta a las letras, cualquiera que las escuche y conozca la discografía de Andrés Calamaro se dará cuenta de que algo ha pasado en la vida del argentino. Su recuperación de los problemas con las drogas, el haber encontrado una pareja con la que compartir su vida, su reciente paternidad y, en resumen, el haber encontrado de una vez por todas la felicidad, se ve reflejado no sólo en su aspecto físico y en su actitud ante los medios de comunicación sino también en las letras de su nuevo disco. Andrés ha pasado de escribir “Joder, ya no me quieres” a escribir “Joder, cuánto te quiero”. Personalmente me alegro mucho de que por fin haya vuelto al mundo de los vivos y de que actualmente estemos más pendientes de si publica un disco o sale de gira que de si sigue con vida, pero particularmente a mí me emocionaba mucho más su forma de transmitir el pesimismo, el derrotismo y la negatividad, que sus actuales versos edulcorados y sus declaraciones de amor eterno. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga y para eso siempre nos quedarán sus anteriores discos que, por mucho que pasen los años, siempre serán un refugio al que acudir en determinados momentos de necesidad.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

lunes, diciembre 03, 2007

Crímenes o promesas (Susana Cáncer) 2007

Era la pianista de Cría Cuervos cuando Corcobado grababa sus primeros boleros y apenas se dejaba ver en el sombrío salón de la casa de Justo Bagüeste. Han pasado 15 años desde aquello y poco más sabíamos de Susana Cáncer, siempre a la vera de artistas tapados en las profundidades como el escritor José Luis Moreno Ruíz o Ana D. Hasta que en 2005, en plena madurez, descubrió su faceta de cantante ingrávida y vaporosa en un sorprendente disco de pop naïf. Con la misma tropa de colaboradores, ahora publica un trabajo en el que se sumerge en las honduras marinas de la existencia. Un reconfortante y poético buceo entre moluscos y nenúfares que levanta el ánimo y acaricia la tranquilidad. Jazz en reposo, grácil afrancesamiento. Imprescindible el dueto con Corcobado en la adaptación de Bonie M ‘Océanos de fantasía’.

Eduardo Tébar

domingo, diciembre 02, 2007

Libertad (Velvet Revolver) 2007

Ha costado pero ya tenemos aquí el tan esperado segundo disco de Velvet Revolver, posiblemente la banda más mediática del rock americano. Algunos empezamos a ver al fantasma de Axl Rose cuando Velvet Revolver cayeron del cartel del festival “Monsters of Rock” celebrado en Zaragoza el pasado mes de Junio y cuando la publicación de su disco se pospuso unos cuantos meses, pero finalmente ya está en el mercado el segundo larga duración de la banda formada por Scott Weiland, Slash, Duff McKagan, Matt Sorum y Dave Kushner.

Fuimos muchos los que, conociendo el potencial de los músicos que componen Velvet Revolver (¡ojo, que digo músicos!), no quedamos demasiado satisfechos con “Contraband”, su primer álbum, y esperábamos como agua de mayo este segundo disco para comprobar si se había producido algún cambio. La verdad es que los cambios han sido más bien pocos aunque haberlos los ha habido. Si “Contraband” sonaba a Stone Temple Pilots que mataba, “Libertad” suena algo menos grunge y un poco más rockanrolero, pero continúa teniendo ese puntillo machacón que caracterizaba a la anterior banda de Scott Weiland. Tanto es así que si no nos dicen que tocan tres ex-miembros de Guns N’ Roses ni nos enteramos por lo que a estilo musical se refiere.

En “Libertad” las guitarras rítmicas y el bajo suenan un poco más a instrumentos de cuerda y un poco menos a instrumentos de percusión como ocurría en “Contraband”, aunque no por ello sus temas han perdido esa contundencia en los ritmos ya característica de Velvet Revolver. Dicha contundencia se ve reflejada en temas como “She mine”, “Get out the door”, “For a brother” o “Spy”. Está claro que con el cambio de productor el grupo ha ganado en cuanto a limpieza y claridad del sonido de las guitarras y de la voz, en esta ocasión menos tratada digitalmente, pero a nivel compositivo Velvet Revolver continúan en su línea de hacer temas muy básicos, pesados y repetitivos, adornados con algún solo de guitarra de esos que Slash se saca de su chistera (nunca mejor dicho) para convertir en aceptable cualquier tema por malo que sea.

Cabría destacar algunas canciones como “Let it roll” con la que se abre el disco, “Builds quick machine”, “The last fight”, “American man” con sonido de castañuelas incluido, el homenaje a la esposa de Weiland “Mary, Mary” o “Just sixteen”, que sin matar demasiado se dejan escuchar. En esta ocasión también se cumple el cupo de las dos baladas de rigor con la versión del tema de la Electric Light Orchestra “Can’t get it out of my head” y con “Gravedancer”, esta última excesivamente parecida a “Fall to pieces”, tema publicado en su anterior disco.

En mi opinión el talento de Slash está totalmente desaprovechado dentro de este grupo. Quizás sea un virtuoso como arreglista de temas compuestos por otros, pero este estilo en el que ha entrado no le pega a un músico hard rockero con sangre de bluesman como él, cuyas máximas influencias son Jimmy Page, Jimi Hendrix o Joe Perry. El hecho de dejarse dominar de esta forma dice muy poco a favor de su capacidad de liderazgo y su peso dentro de Velvet Revolver.

En cuanto a la voz, pues es la que hay. Scott Weiland nos gustará más o nos gustará menos, podrá gritar más o podrá gritar menos, podrá arreglarse digitalmente la voz más o podrá hacerlo menos, pero a un cantante monorregistro y con voz de cazalla como él no se le pueden pedir grandes resultados más allá de que no desafine (que conociéndolo no es poco).

En resumidas cuentas, “Libertad” es un disco muy normal que si no fuera Slash el que toca la guitarra muchos ni nos pararíamos a escuchar.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

sábado, diciembre 01, 2007

Maeder (Maeder) 2007

Australia siempre ha sido una fuente inagotable de bandas de rock de todas las variedades. En el palo duro, el combo de los hermanos Maeder se incorpora a la larga tradición de AC/DC o, por cercanía estilística, Rose Tattoo. Aunque el single promocional de este debut (el televisivo ‘No grass is greener than your own’) pone a prueba a los diabéticos, el disco convence y hasta engancha si se le da la oportunidad. Los de Melbourne facturan hard-rock de la vieja escuela. Mientras dejemos en un costal aparte las baladas, se saltan por alto algunos tópicos y metabolizan los tics mágicos de Led Zeppelin, Aerosmith, Judas Priest y, por supuesto, Wolfmother. Melodías setenteras actualizadas, guitarras contundentes, giros poderosos y una voz, la de Nicholas Maeder, que encajaría perfectamente en cualquiera de los grupos citados. ¿Una canción para probar? ‘Never last’.

Eduardo Tébar