jueves, octubre 19, 2006

Gov’t Mule (High & Mighty) 2006

Nueva entrega de Warren Haynes, antaño compositor y miembro de Allman Brothers Bands. Siete nominaciones a un Grammy avalan la trayectoria de Haynes, cabeza visible y líder absoluto de Gov’t Mule.

Este tipo es capaz de componer un rock profundo de raíces sureñas, un blues de lo más genuino, un jazz encajado, un soul vibrante o un medio tiempo hardrockero que noquea. Lo tiene todo para triunfar en esto de la música y sin embargo no tiene un nivel de popularidad entre el público de a pie como sí lo tiene entre la prensa especializada. Gov’t mule es de esos grupos de culto poco valorados con potentes directos de los que quedan pocos, con sabor a cochera y garaje antiguos, de los de sorbo de Jack Daniel’s, de aquellos que saben mejor componer que interpretar, de los grandes en definitiva.

Doce cortes completan este “High & Mighty”, que a mi entender se diluye un poco a medida avanza el disco. Encontrarás potentes y pegadizos riffs en “Mr High & Mighy”, viajes al country más desperado en “So weak so strong”, su típico medio tiempo en “Child of the Earth”, y viajes alucinatorios por la mente de Haynes en temas tan artesanales como “Million miles from yesterdays” o el bonus incluido en el digipack 3 “String George”.

Con cuidada presentación digipack desplegable, el disco ha sido producido durante unos cuantos meses (¿será eso bueno?, ¿será eso malo?) por Gordie Johnson y el propio Haynes en algún lugar de los estudios Water Music de New Jersey. El álbum en si está dedicado a Little Milton, reconocido músico bluesero donde los hubiere que falleció en Julio pasado víctima a sus 71 años de un derrame cerebral. Va por él este disco.

Jesús Cabezas (Noko)

viernes, octubre 13, 2006

Por la boca vive el pez (Fito & Fitipaldis) 2006

Tres años después de la publicación de su anterior trabajo discográfico de estudio, Adolfo Cabrales “Fito” vuelve con “Por la boca vive el pez”, su quinto disco al frente del proyecto Fito & Fitipaldis si contamos el CD-DVD en directo que publicó en el año 2004.

Desde que en 1998 Fito iniciara su andadura como Fito & Fitipaldis, el estilo musical de cada uno de sus discos ha ido evolucionando de una forma bastante notoria. Si el primero, “A puerta cerrada”, era un álbum donde lo que predominaban eran las guitarras acústicas, más apropiado para ser llevado al directo en bares y tabernas que en palacios de deportes; en el siguiente, “Los sueños locos”, el sonido empezó a rockerizarse algo más, y las guitarras acústicas dejaron paso a las Fender Stratocaster y Telecaster. A partir de ahí, tanto en “Lo más lejos a tu lado” como en “Por la boca vive el pez”, el estilo de Fito & Fitipaldis parece que se ha asentado en un pop-rock (el cual recuerda mucho al de Dire Straits y The Police) ligeramente aderezado con unas gotas de jazz, blues, rockabilly y ritmos latinos, donde los teclados y el saxofón tienen casi tanto peso como las guitarras eléctricas.

Para la grabación de “Por la boca vive el pez” Fito ha estrenado nuevos Fitipaldis. En esta ocasión le acompañan Carlos Raya en las guitarras, Candy Caramelo en el bajo, José “El Niño” Bruno en la batería y Joserra Semperena y Luís Prado en los teclados; músicos todos ellos con una dilatada carrera profesional acompañando a artistas de la talla de Andrés Calamaro, M-Clan o Duncan Dhu por poner sólo unos ejemplos. El saxofonista Javier Alzola es el único superviviente de la formación original. No podría ser de otra forma puesto que su saxo se ha convertido en un pieza imprescindible para el sonido de Fito & Fitipaldis. En cuanto a la producción del disco, son el propio Carlos Raya y Joe Blaney (el norteamericano afincado en Brunete que ha trabajado con gente tan dispar como The Clash, Tom Waits, Steve Earle, Keith Richards, Los Rodríguez o Andrés Calamaro) los que se ocupan de ella. Atrás quedan pues las colaboraciones de su amigo Iñaki “Uoho” Antón, guitarrista de Platero y tú y Extremoduro, el cual produjo sus anteriores trabajos.

A nivel compositivo “Por la boca vive el pez” es un disco mucho más reflexivo e íntimo que todos los anteriores. En él, Fito le canta más a la paz y al amor y menos a las juergas, a los bares y a las sustancias psicotrópicas. Por lo que respecta a las canciones, el álbum parece estar cortado con el mismo patrón que “Lo más lejos a tu lado”, habiendo incluso claros paralelismos entre los temas de uno y otro. En ambos, el tema que abre el disco es el single de promoción de éste: “La casa por el tejado” y “Por la boca vive el pez”. En los dos hay espacio para las historias contadas en tercera persona sobre personajes, quién sabe si reales o inventados: “Soldadito marinero” y “Como pollo sin cabeza”. También hay un tema instrumental en cada uno de ellos (aunque de diferentes estilos), que más que temas en sí son Jams improvisadas: “Vamonó” y “214 Sullivan Street”. Y en ambos aparece una canción grabada con el único acompañamiento que el de dos guitarras: “Las nubes de tu pelo” y “Abrazado a la tristeza”. Así pues, podría decirse que “Por la boca vive el pez” y “Lo más lejos a tu lado” son hermanos mellizos, que sin ser exactamente iguales tienen un gran parecido.

Como curiosidades destacar la participación de Carlos Tarque de M-Clan haciendo algunos coros; y la grabación de las versiones de “Deltoya” (el clásico de Extremoduro) y de “Abrazado a la tristeza”, un tema cuya versión original quedó registrada en “Poesía básica”, el disco del proyecto “Extrechinato y tú” en el que Fito participó en el año 2001 junto a Robe Iniesta, Iñaki “Uoho” Antón y el poeta andaluz Manolo Chinato.

En definitiva nos encontramos ante un nuevo Fito bastante alejado de su faceta más canalla y alternativa. Ahora Fito llena pabellones deportivos, aparece en los 40 Principales y en portadas de revistas, y trabaja acompañado de músicos y productores con amplio curriculum y profesionalidad contrastada. Nada criticable en un músico siempre y cuando todo esto no vaya seguido de una bajada en el listón de la creatividad y de la calidad de lo único importante que es la música.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

martes, octubre 10, 2006

Hey, where’s your brother? (Jonny Winter) 1992

El blues es un concepto de música que conlleva sentimiento, que duele, que respira fatigosamente entre el delta del Mississipi, Nueva Orleáns y aquellas pequeñas poblaciones norteamericanas que un día dejaron las pistolas para escuchar lo que “los negros” eran capaces de hacer.

Grandes de la escena han alumbrado el devenir de Johnny Winter, su estilo se ha forjado a base de acompañar a Muddy Waters en sus infatigables giras de los últimos años cincuenta y en la posterior reunión de finales de los setenta.

Eric Clapton es un genio, pero muy ortodoxo, muy cerrado a la improvisación que el blues necesita, a la vertiginosa forma de hacerte sentir el tío más grande y afortunado del mundo cuando escuchas Caldonia de la leyenda Muddy. Esa harmónica la toca Dios. Pero, como decía, Eric Clapton es uno de los mejores, supo adaptarse desde sus comienzos más rockeros para acabar implantándose en el blues y el blues rock. Desde una perspectiva lejana y recogiendo lo mejor de los mejores; pero a mi entender se queda en un sonido muy producido, muy sesgado a la necesidad de que la canción vuele por si misma. Johnny Winter es de los últimos que nos quedan que interpreta el blues como se parió. Dejando que sus canciones tengan vida propia, grabando lo que sale de sus dedos y masterizándolo lo justo para que el ruido de fondo tan molesto en otros estilos cobre vida y dimensión en el bluesy que practica.

Este documento sonoro es una obra de arte; podemos escuchar un Rythm and Blues y unas bases bluesrock muy intensas. Podemos captar desde “Johnny guitar” a “Blues this bad” sentidos de ritmo propios del baile de salón de los cuarenta, de cuando John Lee Hooker, Robert Johnson, Sony Boy Williamson y Big Joe Turner hacían que las jóvenes americanas movieran sus caderas al ritmo y antojo de sus músicas. También queda espacio para el medio tiempo en “Hard way” con un ritmo muy tribal y profundo donde el doblado de las guitarras y el bajo recoge a la perfección el sentir de la batería. Johnny sabe usar en sus discos una característica muy esencial del Jazz como los bombos sordos para hacer más compungidas las canciones lentas. Sabe, de igual forma, utilizar la guitarra de forma vertiginosa para crear punteos y solos que llenan la parte central del tema. Pero lo básico de Johnny es su sentido del ritmo, algo que el blues moderno ha perdido para dejar paso al sentimiento en exclusiva.

Muy recomendable para amantes del género, en especial para aquellos nostálgicos de los viejos vinilos y las grámolas de aguja de hierro donde el dolby que tanto daño ha hecho a la música no se aprecia.

Jesús Cabezas (Noko)