jueves, diciembre 01, 2005

One way ticket to hell... and back (The Darkness) -2005-

Esperado segundo disco de la banda inglesa que revolucionó el panorama musical en el año 2003 con el magnífico álbum de debut "Permission to land".

Para empezar nos encontramos con cambios en la formación de la banda ya que durante la grabación del disco se produjo el abandono del bajista Frankie Poullain por desavenencias internas. Un mal síntoma para una banda que debe afrontar la importancia de un segundo disco en el que se juega el crédito de su éxito inicial.

Tras una primera escucha la conclusión que se puede sacar es que el buen hacer, las buenas composiciones y la arrolladora personalidad de la banda siguen en plena forma. El falsete de Justin Hawkins alcanza notas incluso más altas que en el anterior disco y la variedad de registros y modulaciones con la voz confirman que nos encontramos ante un grandísimo cantante. No obstante, sigue jugando aunque sin llegar a quemarse con el abuso de estas cualidades vocales. En cuanto a las guitarras de los dos hermanos Hawkins nos encontramos con unos riffs cuidados, con fuerza e inspiración.

Este disco sigue teniendo muy buenos singles, aunque no tantos como había en su anterior disco. Algunos ejemplos de ellos pueden ser el acertado corte inicial y actual single "One way ticket" que le abrirá seguro muchas puertas de éxito por la frescura del tema aunque todo hay que decirlo, un tanto poco arriesgado. Otro ejemplo sería "Is it just me?" o "Dinner lady arms" que a mí personalmente me parece junto con "Hazel eyes" de lo mejorcito del disco. Este último corte me ha traído recuerdos de Led Zeppelin en "The battle of Evermore" aunque en un estilo folk céltico cuanto menos curioso.

El hueco a la frivolidad y el sentido del humor lo encontramos en el corte "Girlfriend" y las influencias más directas con Queen (el productor del disco es Roy Thomas Baker que se encargó de producir entre otros discos el "A night at the opera") se observan en los elaborados juegos de coros y muy especialmente en el último corte del disco “Blind man” (sorprende la manera tan reposada elegida para finalizar el disco).

En el aspecto menos positivo podemos destacar la presencia excesiva de arreglos orquestales en la balada "Seemed like a good idea at the time" y los escasos 35 minutos de duración del disco que tras dos años de espera se quedan un poco cortos, aunque eso sí te permite escucharlo entero a poco que dispongas de media hora.

Seguro que el disco se venderá muchísimo puesto que resulta muy agradable de escuchar, sobre todo para aquellos que descubran a The Darkness con este disco. Quienes ya les conocíamos agradecemos estos diez nuevos temas pero como a los buenos alumnos hay que exigirles un poquito más, así que digamos que superan con nota el examen aunque bajen un poquito la media. ¡No se relajen!

Ángel Díaz