martes, diciembre 13, 2005

Takk (Sigur rós) -2005-

Finalmente, tras más de tres años de espera, llega el cuarto disco de la banda islandesa por excelencia -con permiso de Björk- cuya tierra natal probablemente sea la causa de tan particular forma de entender la música y el mundo en un lugar distante de todos sitios y clima eternamente gélido.

Lo primero que llama la atención de Takk (cuyo significado en castellano es “gracias”) es el aparente deseo de obtener una mayor penetración en el mercado discográfico gracias a una música más accesible, el fichaje con una multinacional como EMI y la utilización de la lengua inglesa en algunas canciones; en mi opinión, signo claro de mayor comerciabilidad. No obstante, y a pesar de ser un disco bastante distinto, sigue teniendo esa esencia caracterizadora del grupo: atmósferas mágicas, paisajes de una imaginaria Islandia en donde luce el sol, grandes estructuras musicales y, ante todo, sensibilidad.

El álbum finalmente consta de once temas, de los cuales ocho son joyas: consta de una introducción elegante, un destacable "Glósóli" en donde el bajo cobra vida propia sobretodo en el comienzo, y unos inconmensurables "Hopípolla", "Sé Lest", "Sæglópur", "Milanó" y "Gong" donde se detecta la esencia de anteriores trabajos.

Por el contrario, sus tres últimas canciones son más flojas de lo habitual (aunque interesantes); éstas son: "Andvari", "Svo Hljótt" y Heysátan. Cabe destacar que Takk configura un álbum que sirve para acallar cierta duda surgida a raíz de su anterior, y más criticado disco: el disco anónimo oficialmente conocido como “( )”.

El tiempo sigue transcurriendo y Sigur rós ya no son aquellos que tanto sorprendieron con Ágætis byrjun; nos encontramos ante un nuevo grupo que ha madurado y ha dado un pequeño salto tanto en estilo, idioma y pretensiones. No obstante, a día de hoy Sigur rós sigue marcando huella en todos y cada uno de sus oyentes y, ante todo, confirmando que es una de las bandas europeas con mayor potencial y directo imparable. Todo un lujo para los oídos en estos tiempos de vacas flacas musicales.

Arturo Martín (Atybun)