miércoles, diciembre 28, 2005

The usual suspects (Joe Lynn Turner) -2005-

¿Somos tontos/as?, ¿no nos gusta la música?, o es que tal vez nos encanten Il Divo, Bisbal y la Macarena. Digo esto porque no entiendo por qué carajo las compañías se empeñan en ponerle titulillos a las portadas de determinados cd’s de grandes de la historia del rock. En concreto este cd, lleva, ojo, no una pegatina, sino directamente impreso en la caja de cartón que lo protege, una reseña que pone literalmente: “New Studio album from ex Deep Purple and Rainbow singer” en amarillo, bien grandote sobre fondo azul. Ahí es nada. Lo dicho, los chavales se comprarán el cd porque este tío resulta que cantó con los Rainbow, ¡oh qué cosas!, ¡no lo sabíamos!. En fin.

Joe Lynn Turner conoce el rock and roll. Es veterano en esto de rockear. Lo demuestra a cada trabajo que edita. Y este Usual Suspects no lo es menos; de hecho, en mi modesta opinión de rockero de medio pelo, creo que es su mejor obra en solitario hasta la fecha. Supone la novena entrega de la carrera como solista de este cincuentón de New Jersey, y como digo, la mejor. Joe ha prestado su voz y su arte en Rainbow, en Deep Purple, de mercenario con Yngwie Malmsteen y como comparsa de Al Pitreli en las guitarras, amén de decenas de colaboraciones. Todo un lujo.

Cierto es que la etapa del Arco iris no fue precisamente la mejor con la entrada de este Turner, ni que tampoco salió bien parado a su paso por los Purple, pero que el rock fluye por sus venas arrugadas hoy nadie lo duda, sobre todo después de escuchar y vibrar con temas como “Unfinished business” (bonus tracks, ¡¡qué curioso!!), directa al corazón del hombre de negro Blackmore en torno a trabajos inacabados antaño en la época Rainbow.

Entrando en materia y terreno del cd en cuestión nos encontramos con exquisitas melodías propias de la escuela Turner (Power of Love) con esa voz pastelosa que a muchos hace vomitar y a otros hace suspirar (la buena dualidad de los buenos maestros), tenemos temas eléctricos como “Jacknife”, y verdaderos asaltos al hard rock más setentero en cortes como “Blood Money” y “Devil’s Door”. El resto del álbum transcurre entre medios tiempos y mucho rock and roll.

Si tenéis oportunidad no deberíais dejar pasar joyas de este calibre en un mundo este de la música en el que el plagio y el abandono están tan a la luz del día. Joe Lynn Turner se reinventa para ofrecernos lo mejor de su repertorio rockero en este año que se nos va.

Jesús Cabezas (Noko)

jueves, diciembre 15, 2005

Deadwing (Porcupine Tree) -2005-

Último trabajo de la banda de Steven Wilson este “Deadwing”. Siguiendo derroteros más cercanos al hard rock que al rock experimental y psicodélico se sitúa este trabajo que cruza la línea entre su “In absentia” y “In the sunday of life…”. Tal vez los seguidores más acérrimos no anden muy contentos con este nuevo lanzamiento, mucho más entretenido para las escuchas prontas y sin deleite; más fácil su entrada y más ameno a primera vista, pero no tan extravagante como casi todos sus anteriores trabajos de estudio.

Esto, evidente pasa factura. Aunque, a veces, la factura, si se convierte en mejores resultados en cuanto a ventas, resulta ser harto interesante, siempre y cuando ganes más adeptos que pierdas. Y lo es, cosecha ya varios cientos de miles de copias por Europa.

Steven Wilson, aún siendo una máquina que no para de vomitar engendros psicodélicos, también es capaz de desenvolverse con buena nota dentro de la canción fácil, del rock tradicional acústico, dejando la progresión a un lado y centrándose más en melodías apoyadas en piano que en los propios ruiditos electrónicos que tanto le gustan.

En “Deadwing” nos encontramos con temas evidentemente hardrockeros, de los de la escuela Gibson Les Paul, léase el primer y séptimo tema, con medios tiempos como “Lazarus” (a la postre single de promoción) y con algún que otro guiño a su pasado no tan reciente con fases un poco traslúcidas de experimentación con samples incluidos, amén de sus temidas, para mi, baladas techno-rock.

Ciertamente no es su mejor obra hasta la fecha, pero seguro que para empezar con Porcupine es bueno tener a mano esta su última edición.

Jesús Cabezas (Noko)

martes, diciembre 13, 2005

Takk (Sigur rós) -2005-

Finalmente, tras más de tres años de espera, llega el cuarto disco de la banda islandesa por excelencia -con permiso de Björk- cuya tierra natal probablemente sea la causa de tan particular forma de entender la música y el mundo en un lugar distante de todos sitios y clima eternamente gélido.

Lo primero que llama la atención de Takk (cuyo significado en castellano es “gracias”) es el aparente deseo de obtener una mayor penetración en el mercado discográfico gracias a una música más accesible, el fichaje con una multinacional como EMI y la utilización de la lengua inglesa en algunas canciones; en mi opinión, signo claro de mayor comerciabilidad. No obstante, y a pesar de ser un disco bastante distinto, sigue teniendo esa esencia caracterizadora del grupo: atmósferas mágicas, paisajes de una imaginaria Islandia en donde luce el sol, grandes estructuras musicales y, ante todo, sensibilidad.

El álbum finalmente consta de once temas, de los cuales ocho son joyas: consta de una introducción elegante, un destacable "Glósóli" en donde el bajo cobra vida propia sobretodo en el comienzo, y unos inconmensurables "Hopípolla", "Sé Lest", "Sæglópur", "Milanó" y "Gong" donde se detecta la esencia de anteriores trabajos.

Por el contrario, sus tres últimas canciones son más flojas de lo habitual (aunque interesantes); éstas son: "Andvari", "Svo Hljótt" y Heysátan. Cabe destacar que Takk configura un álbum que sirve para acallar cierta duda surgida a raíz de su anterior, y más criticado disco: el disco anónimo oficialmente conocido como “( )”.

El tiempo sigue transcurriendo y Sigur rós ya no son aquellos que tanto sorprendieron con Ágætis byrjun; nos encontramos ante un nuevo grupo que ha madurado y ha dado un pequeño salto tanto en estilo, idioma y pretensiones. No obstante, a día de hoy Sigur rós sigue marcando huella en todos y cada uno de sus oyentes y, ante todo, confirmando que es una de las bandas europeas con mayor potencial y directo imparable. Todo un lujo para los oídos en estos tiempos de vacas flacas musicales.

Arturo Martín (Atybun)

jueves, diciembre 01, 2005

One way ticket to hell... and back (The Darkness) -2005-

Esperado segundo disco de la banda inglesa que revolucionó el panorama musical en el año 2003 con el magnífico álbum de debut "Permission to land".

Para empezar nos encontramos con cambios en la formación de la banda ya que durante la grabación del disco se produjo el abandono del bajista Frankie Poullain por desavenencias internas. Un mal síntoma para una banda que debe afrontar la importancia de un segundo disco en el que se juega el crédito de su éxito inicial.

Tras una primera escucha la conclusión que se puede sacar es que el buen hacer, las buenas composiciones y la arrolladora personalidad de la banda siguen en plena forma. El falsete de Justin Hawkins alcanza notas incluso más altas que en el anterior disco y la variedad de registros y modulaciones con la voz confirman que nos encontramos ante un grandísimo cantante. No obstante, sigue jugando aunque sin llegar a quemarse con el abuso de estas cualidades vocales. En cuanto a las guitarras de los dos hermanos Hawkins nos encontramos con unos riffs cuidados, con fuerza e inspiración.

Este disco sigue teniendo muy buenos singles, aunque no tantos como había en su anterior disco. Algunos ejemplos de ellos pueden ser el acertado corte inicial y actual single "One way ticket" que le abrirá seguro muchas puertas de éxito por la frescura del tema aunque todo hay que decirlo, un tanto poco arriesgado. Otro ejemplo sería "Is it just me?" o "Dinner lady arms" que a mí personalmente me parece junto con "Hazel eyes" de lo mejorcito del disco. Este último corte me ha traído recuerdos de Led Zeppelin en "The battle of Evermore" aunque en un estilo folk céltico cuanto menos curioso.

El hueco a la frivolidad y el sentido del humor lo encontramos en el corte "Girlfriend" y las influencias más directas con Queen (el productor del disco es Roy Thomas Baker que se encargó de producir entre otros discos el "A night at the opera") se observan en los elaborados juegos de coros y muy especialmente en el último corte del disco “Blind man” (sorprende la manera tan reposada elegida para finalizar el disco).

En el aspecto menos positivo podemos destacar la presencia excesiva de arreglos orquestales en la balada "Seemed like a good idea at the time" y los escasos 35 minutos de duración del disco que tras dos años de espera se quedan un poco cortos, aunque eso sí te permite escucharlo entero a poco que dispongas de media hora.

Seguro que el disco se venderá muchísimo puesto que resulta muy agradable de escuchar, sobre todo para aquellos que descubran a The Darkness con este disco. Quienes ya les conocíamos agradecemos estos diez nuevos temas pero como a los buenos alumnos hay que exigirles un poquito más, así que digamos que superan con nota el examen aunque bajen un poquito la media. ¡No se relajen!

Ángel Díaz